Nos levantamos con el tiempo justo para desayunar y repasar las mochilas antes de irnos a la estación. No nos queda más tiempo para Tokio, hemos de coger un tren y dormiremos en Osaka en nuestra última noche en Japón… Tras 3 horitas de un cómodo tren rápido (shinkansen), llegamos a mediodía a Osaka, ciudad obrera famosa por su cocina y por su paisaje nocturno tipo Blade Runner de la zona de Dotonbori. Nada más llegar, y tras dejar las mochilas en un hotel muy cercano a la estación, nos hemos ido a comer nuestro último ramen…
A partir de ahí, solo teníamos la tarde para disfrutar de Osaka… así que hemos decidido pasarla en la zona de Minami, primero paseando por Amerika-Mura, nombre que deriva de los comercios que aparecieron después de la guerra donde se vendían productos estadounidenses. Una curiosa zona llena de tiendas de ropa o discos, y público moderno.
En el corazón de este barrio está el llamado «parque triangular» zona con bancos donde ver a la gente pasar, lugar de encuentro…
…y una réplica del al estatua de la Libertad en una azotea.
Curiosas son también las farolas que hay en el barrio, con formas humanas con diferentes poses…
Una vuelta agradable y curiosa que nos ha llevado hacia la animada y ruidosa zona de la galería comercial de Shinsaibashi-suji… con muchas tiendas, comercios y ríos de gente de un lado a otro.
…y ya en el otro extremo, se llega al concurrido puente Ebisu-bashi, sobre el río Dotonbori, con unas bonitas vistas.
Aquí en el Dotombori es donde se encuentra la mejor vida nocturna de Osaka. Sin duda un espectáculo que merece un paseo por sus calles peatonales…
Con el famoso cangrejo gigante, ofertas para probar pez globo (por aquí se puede tomar por unos 3000Y), carteles enormes y llamativos…
… y puestos de takoyaki, buenísimas y típicas bolitas rellenas de pulpo.
La verdad es que vale la pena pasar una tarde por Osaka para ver toda esta llamativa zona de luces, ruido, carteles… y vida nocturna frenética.
La tarde ha ido pasando y así se ha ido consumiendo nuestro último día en Japón… sólo nos quedaba coger el metro para volver al hotel a descansar, pero aún hemos tenido tiempo de ver algo curioso. Al coger el tren, hemos caído en un vagón que ponía «only women»… muy marcado con el «femenino color rosa». Sin analizarlo mucho hemos entrado en él, a pesar de las indicaciones…
…y claro, como bien indicaba, era solo para mujeres. Yo era el único hombre en el vagón con lo que las mujeres han empezado a observarme con miradas «algo inquisitivas»… ejem… Viendo que las señales no eran tan irrelevantes como podíamos pensar, y sintiendo la incomodidad de sentirme recriminado con sus miradas, hemos tardado solo una parada en cambiarnos de vagón…
Leyendo después en la guía, parece ser que la razón es que en el metro había y hay muchos tocamientos a mujeres, las cuales tienden a mantenerse en silencio, por lo que se acabó por habilitar vagones solo femeninos para evitar este problema… Particularmente, espero que esta solución esté siendo acompañada por otras que haga que los hombres cambien su actitud… ya que únicamente la separación de sexos no me parece la mejor de las soluciones.
En fin, con esta curiosa situación acabamos el día y nuestra estancia en Japón. Han pasado los quince días en los que hemos disfrutado mucho, descubriendo una sociedad muy diferente a la nuestra… pero nos vamos con la sensación de que nos falta mucho para poder entenderlos en profundidad, para poder entender mucho de lo que hacen y porqué lo hacen…
Hoy, todo ha sido viajar. Tren al aeropuerto, avión hacia París… unas horas esperando allí y otro avión camino de Valencia.
Ha sido un viaje fascinante, un país que nos ha encantado. Para ser nuestro primer contacto, sin duda, lo hemos aprovechado, y nos volvemos con un muy buen sabor de boca… Japón ya es historia, veremos cual es nuestro próximo destino… :))