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Empezamos nuestro último día en Tokio con uno de los lugares que más ganas teníamos de visitar en Japón…sí, el Mercado Tsukiji!!!!!

1Se trata de la lonja de pescado más grande del mundo: 2.000 toneladas de productos marinos, nada más y nada menos, pasan cada día por esta lonja de pescado. Es, sin duda, uno de los lugares más mágicos de la ciudad. Está la opción de ir a ver la subasta de pescado, que empieza a las 5 de la mañana, pero hay que estar antes de las 4 porque el número de personas que pueden entrar es muy limitado. Nosotros barajamos esta opción, pero finalmente decidimos simplemente acudir temprano para visitar el mercado con todo el bullicio de sus primeras horas de apertura.

3Los Sushi bar que hay en las calles adyacentes de la lonja ya dan cuenta de que te encuentras cerca del mercado. Calles y callejuelas serpentean, mucha gente, olor a pescado, el bullicio del comienzo de la jornada… Cuando ya estábamos dentro del recinto, nos llamaron la atención los vehículos transportadores con los que se desplazaban: parecían pequeñas camionetas que les permiten moverse con mucha agilidad y con lo que hay que ir con mucho cuidado porque como te descuides te puedes llevar algún susto!!!

4Ya dentro del Mercado lo mejor es dejarte llevar. Las paradas y puestos son verdaderos espectáculos de colores, de olores… cajas y cajas de material se amontonan mientras los pescaderos se afanan por cortar el pescado al más mínimo detalle, exhibiendo sus cuchillos y demás instrumentos, exponiendo su género de la forma más atractiva posible.

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6Hemos dado muchas vueltas buscando «la joya de la corona», ¡¡el atún!! Y aunque en un primer momento no lo hemos localizado, no hemos tardado en dar con él…8Impresionantes trozos que nos hacían la boca agua y con el personal comentando no sabemos bien qué cosa… pero seguro que era cómo lo cortaban y el precio que tenía…9 10Finalmente hemos encontrados algunas piezas enteras que bien merecían alguna foto…11 El paseo se ha alargado un buen rato, y al final hemos empezado a ver como algunos limpiaban los cuchillos y los afilaban para posteriores usos.12 Sin duda hemos aprovechado el tiempo y, aunque no hemos ido a la subasta, nos hemos hecho una idea bastante aproximada de lo que es este impresionante mercado. Por último, antes de irnos hemos encontrado la máquina que dispensa el hielo. No sé cómo serán en las lonjas en nuestro país, la verdad, pero nosotros no habíamos visto nunca ninguna y nos ha llamado mucho la atención.

Hemos salido de allí muy contentos, pero el calor ya apretaba, así que nos hemos tomado algo antes de continuar con nuestro último día en Tokio. El plan continuar visitando la National Film Center, dónde suelen haber exposiciones y una tienda relacionada con el cine… pero la decepción ha sido llegar y ver que ambas cosas estaban cerradas… con lo que no hemos podido ver más que la entrada.14Tren arriba y tren abajo, hemos continuado con el Museo de Fotografía de la ciudad , y ahí sí que ha habido más suerte. Ya la entrada es preciosa, con enormes fotografías de Doisneau, Capa o el fotógrafo japones Shoji Ueda. Nosotros vimos una fantástica exposición en la planta baja Conmemorando el 20 aniversario del Museo Kiyosato de Artes Fotográficas… una expo muy interesante, sin duda.15 16Y tras comer… y ya cansados, la verdad, hemos cogido otro tren para acercarnos al barrio de Akihabara, cuna del manga, llena de tiendas de electrónica, videojuegos, anime, manga… en fin, luces, ruidos y aparatos por todos lados. Además hay cafeterías-restaurantes de ídolos de moda como el AKB48 Café o el Gundam Café… Nosotros teníamos pensado ir al museo del manga, al Tokio Anime Center… pero la verdad es que fue decepcionante: había una pequeña expo temática (desconocida para nosotros) sin ningún tipo de explicación en inglés… por lo que poco pudimos aprovecharla.18Lo que sí hicimos fue dar una vuelta por la zona y ver la locura de sonidos y luces que hay por allí… pero no lo hemos alargado mucho. Estábamos cansados y hemos preferido ir a ducharnos y descansar un poco antes de cenar. Nuestra última cena en Tokio no podía ser, como podéis imaginar, otra cosa más que sushi, así que nos hemos dado un buen homenaje…19

Mañana nos levantaremos y tres horitas de tren hacia Osaka, para hacer allí la última noche del viaje…

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Nuestro último día en Kyoto , o mejor dicho, nuestra última mañana, la pasamos en el precioso bosque de bambú de Arashiyama, pero antes encontramos un bonito lugar para desayunar con música sesentera americana y un desayuno bastante «apañao»… 🙂1

2Tras recargar energía, nos fuimos hacía el bosque de bambú, que estaba bastante cerca, y para llegar pasamos por un Templo budista con unos bonitos jardines.3 4Paseamos tranquilamente por ellos, hasta llegar a la salida que daba directamente al bosque…5…un lugar mágico que tuvimos la suerte de ver sin muchos turistas alrededor.67Un lugar que transmite una gran paz…y que recuerda escenas de la peli Tigre y dragón.

8La verdad es que nos encantó pasear por aquí… Y una vez disfrutado, dimos una vueltecita por este bonito barrio de las afueras de Kyoto que, la verdad, tiene mucho encanto y un ambiente muy agradable. Lástima que el tiempo se nos echara encima..9

Esta figura, sin duda podría ser nuestro «dios budista»… el de la señora que prepara las comidas…jeje10

…y por el barrio, cerca del río, se encuentran muchos taxis humanos… nosotros decidimos no subir… no fuera que el pobre hombre no pudiera moverlo… 11Pronto se nos hizo mediodía y tuvimos que pillar las mochilas camino de nuestro nuevo destino, esta vez en las montañas, en el precioso valle de Kiso, lejos de grandes ciudades… tres trenes y un  autobús teníamos que coger… así que decidimos comer primero… :))12

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A media tarde llegamos a Magome, pueblo de postal del valle con las casas a los lados de una empinada calle peatonal empedrada con preciosas casas a los lados y maravillosas vistas de montaña.14Nuestro objetivo aquí era pasar un día entre bella naturaleza y hacer un tramo de casi 8km por esta región boscosa, de la ruta Nakasendo, que fue una de las 5 calzadas del periodo Edo que conectaba Edo (actual Tokio) con Kyoto. La ruta va de Magome a Tsumago… pero eso lo haremos mañana, hoy dormiremos en Magome.151617El hotel, el Magome Guest House, casa típica de la zona con habitaciones estilo japones, que son muy bonitas sí, pero lo del tatami y el futón debe de estar más hecho para los japoneses que para nosotros, puesto que entre muestras medidas (bastante grandres) y que parece que duermes en el suelo, cómodo lo que se dice cómodo no es… Encima, como todo en el pueblo cierra a las 17h, no tuvimos más opción que cenar en el hotel. Eso sí, ¡¡menuda cena!! Un deleite para los sentidos que aprovechamos sin miedo alguno…18Después de cenar, ya cayendo la noche, empezó a salir gente de las casas para montar un extraño caminito de bambú que bajara toda la cuesta del pueblo enlazado. No teníamos ni idea de lo que era, pero cada vez había más gente. Al final, un japonés que nos vio más perdidos que perdidos, se nos acercó a explicarnos que era una fiesta del pueblo por la festividad del O-bon, en la que toda la gente se acercaba al camino de bambú a compartir una gran cena en familia. Unos cuantos se encargaron de preparar fideos y después los fueron tirando por el bambú, donde corría agua para que los fideos bajaran toda la cuesta, y la gente, palillos en mano, iban intentando coger los fideos e iban comiendo…20Nosotros nos unimos a la fiesta, claro, e hicimos como que comíamos, aunque estábamos llenos de haber cenado antes..21Fue una experiencia muy curiosa… que según nos explicaron, sólo se hace dos veces al año. ¡Hemos tenido suerte de encontrárnoslo!19Mañana toca ruta por la montaña… veremos qué tal…

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Bueno… el día ha amanecido gris… vamos… más que gris, negro. Diluvio que se veía muy bien desde las ventanas del hotel y de su cafetería, donde hemos desayunado tranquilamente. Las perspectivas eran estar todo el día casi encerrados así que nos hemos tomado nuestro tiempo, sin prisas. El caso es que sobre mediodía parecía que la lluvia ya no era muy fuerte, así que hemos decidido ir a comer a un famoso local Ippudo, para probar sus famoso ramen y sus gyozas (¡¡una empanadillas japonesas deliciosas!!). Antes de salir, hemos estado hablando con Maite, una agradable mujer de Barcelona con la que ya coincidimos un poco ayer, y que se ha venido a comer mientras comentábamos nuestras vivencias.

1 Ya hemos probado 3 ramen en este viaje… sí, es sopa de fideos… ¡¡pero una delicia y los tres eran diferentes!!

Ya con el estómago lleno hemos salido y, a pesar de los nubarrones, no llovía mucho, así que hemos aprovechado para acercarnos al Mercado Nishiki, considerado la despensa de Kioto.

2La cantidad de puestos es impresionante, una delicia para los sentidos con sus productos raros, olores, alimentos cocinados, cuchillos…vamos, de todo. ¡¡Y lo curioso es que no había ni una mosca!! Esta primera foto, por ejemplo, son infinidad de apoyaderos para los palillos. ¡Los había de increíbles formas y colores!

3Otras cosas, como esta foto que viene a continuación, no nos preguntéis exactamente qué es… creemos que eran pepinos con una salsa que los recubre… pero vamos, ni idea..

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¿Y que me decís de esta especie de piruleta de pulpitos rojos rellena de un huevecito?

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4También había puestos con sus incómodas y duras sandalias de madera… o unas monísimas cajas con motivos japoneses de frutos secos…

7La verdad es que ha sido una gozada. Y claro, no podían faltar las tiendas de cuchillos japoneses… lástima que el precio de los más baratos no bajara de 90€ … y se me fuera de presupuesto, si no me hubiera comprado un par. Espero no arrepentirme cuando haga mis pinitos con el sushi en casa… 😛

8Una vez acabado el mercado se une con unas galerías comerciales, así que hemos seguido paseando y nos hemos encontrado con un bonito templo donde el animal-deidad era un toro…

9 10Por cierto, ya sabemos para qué son los papelitos enganchados que hay en los templos. Resulta que en todos ellos predicen el futuro. Para ello, coges un bote con muchos palos y sacas uno. Cada palito de madera corresponde a un posible futuro (hay un montón en cada bote, no se si 50, 70 o 100..). Parece ser que papelitos a veces son muy duros, así que los que reciben un futuro malo, enrollan el papel y lo cuelgan para que el dios del templo sea condescendiente y se lo arregle… así que, parece que tienen solución…jeje

11Otro «momentazo» de hoy ha sido al entrar en una especie de recreativos donde se ve a los japoneses en su verdadera salsa. ¡Hay que ver como disfrutan! La primera foto es de un curioso mini-estudio donde nos hemos colado y no sabemos muy bien qué hacían dentro. Parecía una especie de maquillaje fotográfico… o quién sabe!

13La tarde ha dado para mucho… y ante la imposibilidad de ponernos un kimono cada uno… Teresa y yo hemos hecho un poco de trampa… eso sí, con abanico y todo!

14Y… aunque no teníamos templos en mente, casi nos hemos chocado con uno con una imagen preciosa. Desde luego ha sido una suerte, casi podemos decir que nos ha encontrado él a nosotros.

15Como podéis ver, la tarde ha dado para bastante. Incluso relacionarnos con unos japoneses con ganas de hablar que han recurrido al «manido» tema del fútbol para comentar nuestras preferencias internacionales. Sí, como casi siempre, se sabían los nombres de jugadores del Barça… Por cierto, esta foto es del río y del impresionante torrente de agua que pasaba. Parece que el tifón ha soltado unos litritos más arriba y debe de ser serio porque hay un paseo por la orilla y estaba prohibido el paso…

16El día ha empezado mal… pero se ha ido arreglando hasta el punto que, al volver al hotel a ducharnos hemos tenido una gran alegría al saber que ¡¡¡una de las mochilas está en Osaka!!! Sí, teníamos un mensaje avisándonos de que la verde, la de David, está ya muuy cerca. Teresa aún tendrá que esperar un poco… Así que esperamos tenerla mañana. Y para celebrarlo, ¡que mejor que un sushi!

18El otro día ya descubrimos esta barra japonesa donde los cocineros te van haciendo el sushi en el momento, con el pescado a la vista. Es una gozada sentarse en la barra e ir pidiendo al gusto, así que eso es lo que hemos hecho. El restaurante, Tsukiji Sushisei.

19Estas son las primeras piezas que hemos tomado… :))

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Y para acabar, parece que los que estaban sentados a nuestro lado celebraban algo porque han invitado a bebida a todos los cocineros, y cada uno de ellos ha ido a agradecérselo con mil y una reverencias… si es que estos japoneses son «muu educaos»!!!! Por cierto, a nosotros también nos han preguntado que bebida queríamos y nos han invitado, así que hemos hecho un par de reverencias también y unos cinco «thank you»…jeje

Mañana parece que saldrá buen día, así que a ver si podemos hacer todo lo planeado… seguiremos informando.

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Empezamos ya el viaje, por fin un destino largo en el que podemos salir de Valencia!! No tenemos que madrugar,Alitalia nos lleva en un plis a Roma y la espera es de poco más de una hora… ¡¡el viaje empieza redondo!!
Lástima que ya en el avión para salir hacia Osaka empezaran «los problemillas»… La compañía italiana se hace un lío con las maletas y, estando en el avión, el vuelo se retrasa 1 hora!!!! No pasa nada, la ilusión puede más y por fin afrontamos las casi 13h de vuelo. Las primeras muy elegantemente viendo un par de pelis… después que si me muevo hacia aquí… después hacia allá… la cabeza se me cae hacia los lados…las piernas no me caben bien… vamos las incomodidades de un vuelo taaan largo…jeje.
Pasamos así la primera noche del viaje y bastaste agotados disfrutamos de nuestro aterrizaje por la pantalla, en el alucinante aeropuerto de Osaka, construido en una isla artificial en medio del mar.

Cansados pero contentos hemos ido a recoger las maletas, con ganas de movernos rápido cuando… SORPRESA!!! Alitalia no ha subido nuestras maletas ni las de otras 100 personas!!!!! Agotamiento y cabreo… mala combinación… pero aún así no ha habido problemas. Eso sí, hora y media nos ha costado hacer el papeleo de la reclamación!!! Nos han dicho que puede que mañana lleguen… nosotros no somos tan optimistas, la verdad. La putada es que solo llevamos la ropa puesta… así que mañana tendremos que hacer shopping… 😛

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Para rematar la llegada nos ha tocado hacer otra cola de «media horita», esta vez para recoger el Japan Rail Pass (pase de tren para turistas necesario para ahorrar dinero si vas a viajar por el país)… así que hemos decidido alegrarnos un poco el día y tomarnos el primer sushi del viaje!!!! Sí…sí… en el mismo aeropuerto de Osaka, que hay bastantes sitios para comer. Y nos ha sabido a gloria!! :))

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Lugar auténtico… cocineros japoneses (si… ya se que eso no es raro…jeje) cocinando delante de ti…paredes llenas de carteles que no entendíamos… y dos cervecitas Asahi, autóctonas, suaves y fresquitas! 🙂 AH!! y esta imagen es la que nos ha hecho pararnos en ese lugar…son de mentira, pero parecía taaaan auténtico!!!! 😛

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Finalmente hemos cogido el tren bastante más tarde de lo planeado, pero estas son las cosas del viaje. Eso sí, ha salido puntual y ha llegado en el minuto exacto en que estaba previsto! 2

3Al llegar no nos ha apetecido ni parar un minuto a mirar nada de la estación central de Kioto, aunque parece que vale la pena hacerlo, pero como en la puerta te das de morros con la Torre de Kioto, de 131 metros de alto, si que ha dado tiempo a hacer una fotito.

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Llegar al hotel ha sido una bendición, descansar primero, andar un poco después y dar un bocado ha sido lo único que hemos tendido fuerzas para hacer. Ahora a descansar bien a ver si mañana tenemos un bonito día. Seguro que sí, las perspectivas son enormes!!! :))

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Y llegó el momento de hacer balance y cerrar el capítulo de Indonesia… Alguna vez me habéis escuchado decir que tengo sensaciones contradictorias… por una parte, durante el viaje me parecía que llevábamos mucho más de un mes, mientras que ahora me parece que los 34 días pasaron muy rápido. En cualquier caso mi recuerdo de este mes en Indonesia es simplemente inmejorable.

También recuerdo que antes de irnos a algun@s os comenté que igual viajar así no estaba hecho para mí, que eso de irme con una mochila con lo básico quizás no me gustaría… El balance ya lo sabéis: todo mucho más fácil de lo que pensaba y un reto personal superado que, todo sea dicho, con la ayuda de David fue sin duda muchiiiisimo más fácil. ¿El único problema? Que creo que engancha y ahora le doy vueltas a otros destinos… jejeje.

Un total de 11 vuelos nos llevaron a recorrer un país precioso e inabarcable por muchas veces que viajemos hasta allí. Nos quedan cosas pendientes por ver y el recuerdo de haber visitado juntos las lejanas tierras indonesias.  Compartirlo con tod@sa través de este blog ha sido una experiencia preciosa: tanto desde allí con los mensajes y comentarios recibidos de los que nos leíais como una vez aquí, donde l@s más tími@s lector@s  nos habéis revelado cómo seguíais a Ulises durante el mes de agosto. 3.000 visitas son muchísimo más de lo que esperábamos!!!

Ulises se va a descansar una temporada (ojalá no muy larga) y con él nosotros hasta la próxima, con el recuerdo de este precioso viaje inolvidable por la belleza milenaria del lejano Oriente Indonesio. Hasta la próxima!

Teresa

Ya de vuelta y casi sin tiempo para descansar hemos vuelto a la rutina. Para mi las vueltas siempre son un poco extrañas, me cuesta asimilar cómo es posible estar en la otra parte del mundo un día y en casa el siguiente. Viajar me abre los ojos, me recuerda que la vida es mucho más que nuestros respectivos microuniversos personales, me hace sorprenderme, adaptarme, aprender… y una cosa a mi entender muy importante, relativizar.

Estos 34 días han sido una gozada, tanto de cosas grandes como pequeñas. Inolvidable fue la  experiencia del klotok y tener orangutanes a un metro, llegar a Borobudur, o ver el atardecer en Ulu Watu… pero también disfrutar de una cerveza en la playa de Kuta, coger una moto y perderse por caminos en tierras Toraja, o simplemente pasear un mercado de verduras cualquiera… hay tanto por descubrir y aprender.

Con tantos días siempre hay altibajos, pero me alegra recordar que ha habido muchos altos… y muy pocos bajos. La convivencia con Teresa ha sido realmente sencilla, su adaptación de 10 y además ha aguantado mi cabezonería de la mejor de las maneras, por lo que no puedo más que estar feliz.

Indonesia tiene muchas posibilidades. Un país inmenso con tanta variedad que más que un país estás descubriendo 3 o 4 a la vez. Nos han quedado cosas por hacer, pero no importa, nuestra intención no ha sido coleccionar nombres, sino disfrutar tranquilamente a nuestro ritmo los que hemos ido encontrando. No hemos cumplido nuestra ruta inicial, y ese era nuestro objetivo, adaptarnos a nuestras sensaciones y tomar decisiones sobre la marcha. Prueba conseguida.

Muchas gracias a los que nos habéis seguido, esperamos que os haya gustado. Nosotros nos lo hemos pasado muy bien haciendo el blog. Ahora ya pensando en alguna escapada corta y en próximos viajes. Por proyectos e ilusión desde luego, no será. ¡Hasta pronto!

David

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Tras el primer día en Kuta que pasamos prácticamente durmiendo, en el segundo nuestra mente estaba en el relax y zanganeo final… pero nos quedaba pendiente una visita: Ulu Watu. Hemos desayunado tranquilamente en un lugar donde hemos encontrado, emocionados, sándwich de nutella, mientras Teresa monopolizaba, como taantas veces, las nuevas tecnologías. : ))

 

 

 

 

 

 

 

 

Yo, mientras, viajaba con Javier Reverte y su “Corazón de Ulises” por tierras griegas mientras esperaba el cambio de papeles y pensaba que quizás era un buen día para hacer una última escapada…

Tras todas nuestras actualizaciones cibernéticas del día salíamos hablando de coger una moto y hacer nuestra última escapada. Primero a la bonita y tranquila playa de Lembongan y después de comer ir a ver el atardecer a Ulu Watu. Así que no nos lo hemos pensado, y tras ver dos motos lamentables que nos hemos negado a llevarnos por miedo a tener que traerla a la espalda… o algo peor, hemos cogido la tercera, la mejor de las lamentables que hemos visto.

El camino a la playita paradisíaca de arena blanca que ponía la guía ha sido sencillo, así que hemos dejado la moto y a buscar una tumbona.

 

 

 

 

 

 

 

No podemos decir que hayamos tardado en encontrarla, así que en pocos minutos Teresa estaba dándose su baño de sol reglamentario y soportaba el intenso calor con un refresco mientras yo buscaba desesperado la sombra.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Así, entre refrescos y tumbona hemos disfrutado de la playita antes de dar un paseo donde he lucido el “moreno camionero” que duramente me trabajo huyendo del sol, y gracias al cual no me he pelado… no como otras…ejem… 😉

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Pero el verdadero objetivo de la escapada estaba por llegar, así que después de dar un bocado hemos arrancado nuestra “tartana” y no hemos tardado mucho en llegar al Templo Ulu Watu. Quedándonos sencillamente impresionados de las bellísimas vistas…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Además, como todo templo que se precie, los monos no podían faltar, así que había montones de ellos pululando por todos lados, buscando turistas que les dieran comida o intentando robar cualquier cosa que les llamara la atención como botellas de agua, gafas de sol o incluso pendientes… y hemos visto todos estos casos.

 

 

 

 

 

 

 

No hemos podido evitar las fotitos de rigor paseando de aquí para allá, disfrutando de todos los ángulos y de la sensación de inmensidad del mar con los acantilados a escasos metros de nosotros.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Al final nos hemos sentado respirando la brisa marina y hemos visto cómo el sol iba desapareciendo poco a poco y los colores del cielo iban cogiendo diferentes tonos amarillentos, una postal romántica preciosa en nuestra última escapada en Indonesia…

 

 

 

 

 

 

 

Pero como el día no acaba con el atardecer, había que poner un gran colofón a esta jornada. Y qué mejor colofón que una cenita… ¿a que no sabeis dónde?

¡Exacto!

En nuestro particular sushi de Kuta a precio ganga…

y si alguna vez queréis hacernos un buen regalo no dudéis en invertir en un criadero de pez-mantequilla para nosotros.

¡Os estaremos eternamente agradecidos!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Y mañana último día en Indonesia… esto se acaba.

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Antes de empezar con nuestra excursión de hoy, queremos hacer una pequeña reseña sobre Kuta. En los dos días que llevamos  habíamos visto playita, calles estrechas con tiendas a ambos lados y mucho tráfico de motos, baretos con música en directo… Un ambiente majo que no se correspondía con lo que se dice de Bali… Pero ayer por la noche se nos hizo tarde para cenar y al buscar restaurante dimos de lleno con la zona de marcha. Para Teresa fue un shock: tantas luces, músicas a la vez, gente por todas partes, tráfico sin freno… ruido, ruido y más ruido! Y no eran ni las 11 de la noche! Podríamos decir que nos pusimos a bailar como locos en medio de la calle, pero sería difícil que nos creyerais, así que diremos la verdad. Nos giramos y buscamos un lugar donde comer algo un poco más alejado. Yo aún tengo la esperanza de convencer a Teresa para que ir a bailar algún día, al menos una horita. Por ver el ambiente.

Dicho esto, el caso es que esta mañana nos hemos levantado decididos a alquilar una moto y visitar un templo. Tras el desayuno de rigor y con los horribles cascos puestos, en poco rato nos dirigíamos al templo de Tanah lot, uno de los más visitados y fotografiados de Bali, también uno de los más importantes y venerados.

Por desgracia pocos kilómetros no significan poco tiempo, y sin darnos cuenta nos hemos metido en un horrible tráfico que ha durado casi todo el camino. Era de unos veinte kilómetros… con lo que nos ha costado llegar más de una hora y media. Para colmo nos hemos perdido un par de veces y lo hemos rematado saltándonos un alto de la policía (porque no nos hemos dado cuenta), con lo que “un hombre de la ley” ha salido con una vespino detrás de nosotros. Nos ha parado pocos metros más adelante y nos ha intentado hacer la de “sois turistas y voy a sacaros pasta porque no tenéis los papeles”. Con la excusa de saltarnos un semáforo (que también era mentira) nos ha llevado frente a su jefe y cuál ha sido su asombro al ver que teníamos el carnet de conducción internacional en regla. Se han quedado sin saber qué decir y a los cinco minutos nos han dicho que nos fuéramos yendo con cuidado y recordándonos que en el semáforo rojo debemos parar. ¡¡¡Vaya tela, con lo que se ve en las calles por aquí!!! Para quien piense que íbamos haciendo el loco, decir que las carreteras aquí son un verdadero caos: centenares de motos metiéndose por todos los recovecos para adelantar por izquierda, derecha, contra dirección… Y nosotros íbamos tranquilamente detrás de los coche para no meternos en líos.

Después de este pequeño incidente y del susto que se ha llevado Teresa, que ya nos veía siendo deportados como criminales (no veas cómo le sudaban las manos…), hemos seguido camino hasta el templo.

Tanah lot es una verdadera maravilla, pues está situado en un pedrusco casi dentro del agua. Nos ha sorprendido muy gratamente y hemos estado paseando por sus alrededores durante un buen rato, disfrutando además de la brisa marina.


Nos ha gustado tanto que hemos decidido comer por la zona y después alejarnos un poco por la costa para ver el templo con perspectiva. Una auténtica delicia ver tanto el templo como la abrupta costa.

Hemos aprovechado también para hacer alguna pequeña compra, y con la práctica que nos da la experiencia hemos regateado y regateado y regateado más… hasta conseguir un buen precio.

Estamos perfeccionando mucho esta técnica, aunque Teresa no acaba de entender que David les ponga cara de enfadado en algunos momentos, les haga una broma en otros y ofrezca una décima parte de lo que le piden inicialmente.

Nuestra estancia aquí está siendo muy grata. Vamos, que estamos disfrutando como enanos. Pero va siendo hora de movernos, pues como nos descuidemos nos quedamos aquí lo que nos queda de mes.

Así que nada más volver, y después de un baño en la piscina, hemos decidido que mañana nos vamos a las islas Gili. Unas pequeñas islas donde no circulan vehículos a motor, al parecer paradisíacas, en las que estaremos tres días rodeados de aguas cristalinas y playas blancas. En fin… os seguiremos contando lo duro que está siendo nuestro viaje… 😉

 

 

Mientras tanto, y para despedirnos de Kuta, nos hemos dado otro homenaje de sushi… pues, como se dice en Valencia “lo que va davant, va davant”.

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Por fin estábamos en el avión dirección Denpasar (Bali). Fue un trayecto corto y sin complicaciones, en el que pudimos disfrutar de espectaculares vistas de volcanes desde el avión.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Habíamos pensado en ir a un hotel de Legian (Kuta) muy bonito pero tuvimos la mala suerte de que estaba completo. Así que buscamos sobre la marcha y tuvimos la suerte de encontrar un en poco más de 20 minutos.

No nos lo pensamos, teníamos ganas de llegar y dar un paseo por la playa. Dicho y hecho: dejamos los trastos y en unos minutos disfrutamos de un precioso anochecer en la bonita playa de Kuta, sentados mientras tomábamos una fría cerveza Bintang.

 

 

 

 

 

Una vez anocheció nos dimos la ducha reglamentaria y bajamos a la bulliciosa calle donde pronto encontramos un japonés, por lo que se nos hizo irresistible y tuvimos que entrar. El festín fue para recordar, por un módico precio.

Ayer nos tomamos el día con calma, con la única intención de descansar, disfrutar de la playita con baños de sol y agua y relax total, mientras veíamos montones de surfistas, algunos aprendiendo y otros disfrutan de las fantásticas olas que se ven aquí.

Por la tarde aprovechamos para callejear viendo tiendas y nos decidimos a entrar a uno de los muchos centros donde ofrecen masajes a un precio irrisorio en comparación con España. David eligió el masaje de pies y piernas mientras que yo me decidí por el de espalda y brazos. Fueron masajes de 30 minutos que nos dejaron como nuevos… ya estamos pensando en repetir en cuanto acabemos este post 😉

Hoy, ya más situados, nos hemos cambiado de hotel por la mañana a un que nos recomendaron unos amigos, con una increíble relación calidad-precio. A media mañana nos hemos dirigido a la playa, porque David se ha calentao’ al ver tanto surfista aprendiendo y ha decidido probar, mientras yo permanecía tirada en una hamaca totalmente relajada tomando el sol.

David se ha entregado desde el principio, siguiendo las indicaciones iniciales del profesor en la arena.

Todo parecía correcto los primeros minutos, y la teoría parecía fácil de asimilar. Así que en seguida estaban en el agua. Otro cantar ha sido aplicar lo explicado a la práctica. Los intentos por levantarse se sucedían uno tras otro, sin ningún éxito. Aunque hemos de decir que voluntad no faltaba. Vamos, que la soltura de David en el agua es similar a la que tiene en la pista de baile, es decir, nula.

Hemos de decir que en una hora de intenso y duro trabajo, finalmente ha conseguido levantarse tres veces (cuando decimos levantarse, nos referimos a levantarse y caerse de espaldas en tres segundos. Es decir, un suplicio…).

El regreso del agua ha sido más duro aún, pues el ego deportivo de David, si no estaba por los suelos si le llegaba a las rodillas… Eso sí, el hamaquero le ha recibido con una gran sonrisa.

No tenemos claro como serán las próximas experiencias con el surf (si las hay) de David. Esperemos que un poco mejores. Lo que sí podemos asegurar es que el mejor momento ha sido al disfrutar de una fría Bintang, reventado y ya en la hamaca.

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