El año llega a su fin, y lo acabamos de la mejor mañera que sabemos: viajando. Gracias a la gentileza de unos grandes amigos, tenemos la oportunidad de pasar de este aciago año 2012 al (esperemos) mejor 2013 en la siempre maravillosa París. Hace ya un par de años que la visitamos a fondo, así que estos días nos los planteamos de otra manera, disfrutando de esta ciudad de manera pausada, sin agobios, sin querer verlo todo… como es natural revisitaremos los grandes iconos de la capital francesa como Montmartre, Notre Dame, la Torre Eiffel, el Luvre… pero también trataremos de darle una oportunidad a lugares que no pudimos descubrir la primera vez.
Llegamos ayer por la tarde en un vuelo increíblemente económico (Ryanair hace posible estas cosas) y nos dirigimos directos a casa. Cena, relax y pensar qué queríamos hacer hoy. La decisión fue clara: queríamos pasear sin rumbo fijo. Así pues, nos hemos levantado sin prisa, pero con ese cierto gusanillo que tienes de recién llegado, así que metro y hacia el centro.
Hemos llegado casi sin darnos cuenta hacia el Louvre, pasar a cotillear un poco, ver las pirámides y los montones de turistas queriendo entrar… y de allí hacía el Sena.
Siento predilección por los ríos, y este es, sin duda, especial. Preciosas vistas observes hacia donde observes… y más en un día soleado como hoy, un regalo de la ciudad que hemos querido aprovechar. Los bouquinistes siguen en sus puestos a orillas del Sena, vendiendo libros y ha sido inevitable ir parando en uno u otro mientras nos dirigíamos hacia el centro turístico.
Los cafés inundan la ciudad y en ellos los parisinos aprovechan para hacer un descanso y tomar alguna cosa mientras van cotilleando a todos los que pasan… bueno, los parisinos y los visitantes…
Qué alegría hemos tenido al llegar, casi sin darnos cuenta, a la entrada de la maravillosa librería Shakespeare & Co, tan bonita como llena de turistas (como nosotros) que se acercan a mirar mucho, hacerse alguna foto… y comprar poco. La verdad es que vale la pena darle un vistazo, y si el río de gente lo permite, llegar a entrar e incluso subir al piso superior.Lástima que no dejen hacer fotos dentro…
Ya de ahí estábamos a un tiro de piedra de la Catedral de Notre Dame, así que allí que nos hemos dirigido. Más lleno si cabe de turistas, y con una extraña pasarela donde pone que celebra el 850 aniversario, lo único interesante es que se puede hacer una foto a cierta altura de la fachada… pero se han cargado la plaza donde la gente tradicionalmente le daba de comer con la mano, a los pájaros que se mantenían volando…
Y así hemos ido pasando el día, de paseo por la ciudad monumental. Y mientras pasábamos de nuevo el Sena, en pleno puente, nos ha sorprendido una pareja de americamos tocando jazz que nos ha hecho parar y disfrutar de su arte unos minutos… qué gozada de música, de saxo, de lugar…una delicia!!
Un crepe de nutella, del que no hay prueba gráfica, nos ha dado energías para seguir andando un poquito más, esta vez frente al Hotel de Ville (Ayuntamiento), que tiene frente a él la tradicional pista de patinaje que ponen todas las Navidades.
Y antes de coger el metro a casa, y ya con dolores en los pies a pesar de que no queríamos forzar la máquina, hemos pasado por el controvertido Centro Pompidou… edificio al que hay que pillarle el punto… mi opinión es que de lo feo y extraño que es, te puede parecer interesante e incluso gustar, aunque la verdad es que el contraste con el cercano Hotel de Ville es, sin duda, excesivo.
Y ya con los pies rogando descanso, nos hemos arrastrado a la primera boca de metro que hemos encontrado, sin duda la manera más rápida de moverse por París, para volver a casa…
Pero el día no ha acabado aquí… unos grandes amigos franceses, Nabil y Alia, han dado señales de vida y tras una horita descansando, hemos acudido emocionados a su encuentro. Hacía tiempo que no los veíamos, y ha sido una gran alegría poder quedar con ellos a tomar unas copas y contarnos cómo va la vida, nosotros entre Valencia y Bruselas… ellos, estabilizados en Londres. Lástima que mañana partan hacia tierras inglesas…
Eso sí, el típico «atontao» tuvo que meterse en medio de la foto y hacer la gracia… cosas del directo.
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