Y llegó ya el momento de despedirnos de esta inacabable y fascinante ciudad. Nos levantamos el último día con un poco de tiempo antes de la vuelta, así que después de hacer la mochila y dejarlo todo preparado, aún decidimos dar un paseo por el barrio más hipster de Brooklyn, Williamsburg.
Williamsburg se divide en dos zonas, una donde viven judíos ultraortodoxos famosos por su poca amabilidad y por su recelo hacia la gente que va a su barrio, y la zona de modernos hipsters, llena de graffitis, gente en bici, tiendas vintage, cafeterías, librerías y tiendas modernas. Nosotros hemos preferido pasear por este segundo lado y no buscar tensiones en el último momento… 😛
Habría estado bien acercarnos el domingo, ya que es cuando montan el conocido Flea Market, pero no ha podido ser, así que hemos paseado alrededor de la Bedford St. que es el centro neurálgico del barrio.
Un paseo agradable pero menos animado de lo que esperábamos, quizás por el fuerte calor que hoy también nos acompañaba y por las horas, poco antes de la hora de comer. Por cierto… para comer, aconsejador por una amiga de Teresa que vivió un tiempo aquí, hemos decidido visitar la última hamburguesería (creo que tardaremos unos mesecitos en volver a comer hamburguesa…). Por suerte, el consejo fue de los buenos, y en Williamsburg nos hemos comido, posiblemente, la mejor hamburguesa de Nueva York!! El local se llama Du Mont Burger y también figura en la lista de los mejores sitios donde comer una hamburguesa recomendados por el diario El País :))
Después de comer poco faltaba ya…coger el metro, volver a recoger las mochilas… una horita hasta llegar al aeropuerto, controles… y a volar camino a casa!! Nuestra amiga Clara nos esperaba en nuestra escala madrileña con una cenita para reponer fuerzas y su habitual buen humor… y al día siguiente un AVE directo a Valencia!!
Muchas cosas hemos visto en este viaje, ha sido intenso con los habituales dolores de pies y con la fascinación de haber conocido y vivido momentos fantásticos. Nueva York es tanto como la gente dice, es un lugar imprescindible sin lugar a dudas que hay que vivir en primera persona; Washington bien vale una paradita…o dos; conocimos el sur, otra cara de este inmenso país, de la mano de nuestros amigos, la mejor de las maneras; Boston es otra cosa, otro ambiente para descubrir en un par de días, y posiblemente una muy buena ciudad para vivir; Cape Cod un precioso lugar de costa para disfrutar con tranquilidad y la experiencia de las ballenas jorobadas algo que recordaremos siempre. La ruta de los faros de Maine de lo más bonito del viaje; las White Mountains más calurosas de lo esperado, pero el toque de montaña que todo viaje largo ha de tener con la fantastica ruta Kancamagus (lástima no haber visto renos, que por esa zona viven muchos)… y las Niagara Falls un highlight imprescindible… sí, muchas cosas.
Se nos acaba este viaje, otro veranito descubriendo las maravillas que nos ofrece el mundo. Ya es hora de ir volviendo a la rutina. Toca recordar lo vivido e ir pensando en el siguiente mientras volvemos a la rutina.
Acaba un viaje y empieza el próximo… quién sabe dónde será. :))