El día ha empezado prontito… ¡¡a las 6 y media estaba en pie!!! Quería ver un entrenamiento de sumo, un tipo de lucha libre muy famoso en Japón,en la que dos contrincantes se enfrentan en un área circular, y este empezaba a las 7 y media. Como no hay torneo estos días, me he tenido que conformar en acercarme a un gimnasio para ver un entrenamiento… y la verdad es que también ha valido la pena.Impresiona ver a los enormes luchadores estirando y calentando con sus enormes cuerpos. Para verlo me he tenido que conformar con hacerlo a través de las enormes ventanas del gimnasio, ya que este es muy pequeño y no se puede estar dentro…El momento cumbre ha sido cuando han empezado a empujarse cara a cara… ¡¡¡realmente han sido choque de trenes!!! Teresa ha preferido quedarse descansando… unos hombres enormes en calzones no le motivaba nada, así que yo he hecho la ruta, primero en el gimnasio y posteriormente me he acercado al estadio de sumo más importante de Japón, el Ryogoku Kokugikan o Salón del Sumo. Ya por los alrededores, había figuras que indicaban por que zona andaba…
El estadio no es especialmente bonito por fuera, la verdad, pero tiene unos bonitos murales a la entrada.
Mi intención era ver el estadio por dentro… pero no ha podido ser. Únicamente se puede visitar el Museo del Sumo, una pequeña sala con fotos de los grandes campeones de los torneos, algunas ropas y alguna cosa más como los sets que se utilizan para las ofrendas previas.En fin, un museo pequeño pero interesante… Así se me ha hecho la hora de ir a buscar a Teresa, antes de que se preocupara, y cogiendo el tren he tenido la suerte de coincidir con un par de luchadores… y sí, son realmente enormes!!! La espalda de uno era como tres mías!!! :))Una vez juntos, hemos ido a visitar la zona de la Bahía de Tokio y Odaiba. Decir que para llegar, lo mejor el coger el monorrail Yurikamome sin conductor, que va serpenteando entre rascacielos hasta llegar allí. Un camino que vale la pena disfrutar. La zona de Odaiba está básicamente diseñada en base a un único objetivo: disfrutar del ocio, ocio y más ocio. Tiendas, tiendas… y más tiendas, librerías de manga… y parques de atracciones temáticos, como Tokyo Disney Resort; Tokyo Joypolis, un parque de atracciones del fabricante de videojuegos Sega; o LegoLand, otro parque con reproducciones de lego a tamaño humano dirigido exclusivamente a niños… y al que no nos dejaron entrar.
A nosotros lo que nos apetecía de verdad era dar un vistazo, ver el Puente del Arco Iris y la réplica de la estatua de la libertad… y hemos encontrado unas vistas tan bonitas como esperábamos.Y como se nos ha hecho la hora de comer, hemos disfrutado, con las mejores vistas, de una buenísima hamburguesa hawaiana en Kua ‘Aina… para chuparse los dedos!!
Entre tanta tienda destacamos una dedicada a la mítica serie de animación Bola del Drac, que tantos fieles tenía en nuestro país.
Tras conocer un poco más a fondo el complejo de Odaiba, nos dirigimos a nuestro siguiente destino: el barrio de Asakusa. Entre su ambiente tradicional destaca una calle: Kappabashi Dogugai, una calle comercial con más de 100 años de historia. En casi un kilómetro de calle se juntan más de 170 tiendas de materiales de cocina y vajillas de estilo japonés, utensilios de cocina, pastelería, confitería… una joya de calle para los amantes de la cocina. Y una pena no poder cargar con alguna de las bonitas teteras, vasos o cuencos que vimos, por miedo a que se rompieran en nuestro equipaje.
Llegamos un poco justos de tiempo para ver todas las tiendas, ya que a las 17 horas comienzan a recoger. Pero aún así nos dio tiempo a ver la esencia de la calle.
Tras esta parada ya sólo nos quedaba una de las visitas que más nos motivaban y que ya habíamos intentado otro día pero no conseguimos, por cuestiones meteorológicas. El precioso (caluroso) y despejado día soleado era perfecto para visitar la Tokyo SkyTree.
La cola era muy larga, pero nueve mostradores agilizan la venta de entradas y en un rato estábamos en la cola del ascensor. A Teresa le dio un poco de miedo cuanto la chica de las taquillas nos advirtió de que si había un poco de viento fuerte el ascensor podía pararse… jejeje Aun así, no nos lo pensamos.
635 metros de altura total, ¡¡¡y se sube a más de 600 metros por minuto!!! En menos de un minuto estábamos tocando el cielo de Tokyo.
La primera parada te lleva al primer mirador, situado a 350 metros. Las vistas son espectaculares. El ascensor te va señalando los metros que estás subiendo y el tiempo que tarda, al compás de una relajante música clásica. Además allí hay unos chulísimos paneles táctiles interactivos que te explican todo lo que se ve desde ahí arriba…
Esta torre abrió sus puertas en el año 2012. Realmente es un complejo del ocio con tiendas oficiales, cafeterías y restaurantes en el que Tokyo SkyTree es su producto estrella. El precio de la entrada no es barato, en torno a unos 20€, pero merece la pena.
Tras visitar el primer mirador te dan la opción de subir a otro más alto, a 450 metros, por 8€ más… y claro, ya que nos ponemos, nos ponemos… 🙂 Esta vez el ascensor sí que da un poco más de impresión: además del ligero cambio de presión que notamos en los oídos, las paredes se volvieron transparentes y podíamos ver Tokyo desde las alturas mientras subíamos.
Sin duda, podemos decir que son las vistas más espectaculares que hemos visto en nuestra vida :))
Con la sonrisa en los labios nos retiramos a descansar. Mañana será nuestro último día en Tokyo y tenemos previsto un día cultureta con otra de las visitas más esperadas, a uno de los lugares más mágicos de la ciudad…¿¿os imagináis cuál nos falta?? :))