Este año elegimos Bélgica como destino de nuestra escapada navideña. París tuvo un sabor especial el año pasado en Navidad y Bruselas, Brujas y Gante también lo han tenido.
La iluminación de las calles, los árboles de navidad, la decoración, los puestos callejeros… ponen luz y color a todos los lugares, y si estos ya tienen encanto de por sí los hacen más bonitos si cabe. Bruselas no tiene precisamente la fama de ser una ciudad bonita. Mi opinión después de visitarla es que no es una ciudad fácil de la que te sientas atrapado nada más llegar (como si pasa con París), pero sí creo que como la gran parte de las grandes ciudades tiene un encanto especial digno de ser descubierto. Quizás tiene que ver que la visitamos en Navidad. Dejando a un lado el hecho de que me pareció una ciudad carísima creo que tiene rincones con mucho encanto y barrios que merecen ser disfrutados callejeándolos.
De Brujas decir poco más de lo que todo el mundo que la visita afirma… ¡es una auténtica ciudad de cuento de hadas! Cada rincón, cada casa, cada canal… merecen ser fotografiados. Sin duda es un lugar al que me gustaría volver muchas veces. Gante nos recibió con una buena lluvia la mañana que la visitamos, pero pese a la incomodidad que supuso visitarla en ese estado me pareció una ciudad muy bonita, también con muchísimo encanto y muchas posibilidades que merece ser visitada un día soleada para disfrutarla al máximo.
Sin más, decir que, pese al frío que es normal pasar durante esta estación en ciudades como estas, merece la pena una escapada navideña como esta: con una buena bufanda y unos buenos guantes las luces de navidad iluminan de manera especial ciudades tan bonitas y con tanto que enseñarnos como Bruselas, Brujas y Gante.
Teresa
Ya de regreso de esta bonita escapada navideña, tiempo de reflexiones y de vuelta a la vida cotidiana. Elegimos Bélgica, como tanta gente, por descubrir esa joya que es Brujas. Lugar que te transporta a otros tiempos, un museo que disfrutas paseando y descubriendo sus rincones. No nos defraudó para nada. Queda para el recuerdo andar tranquilamente por sus calles empedradas mientras un carro tirado a caballos se acerca, mirar los preciosos canales con maravillosos edificios medievales por todos lados o imbuirse de la vida de la plaza del mercado (Markt) y sus impresionantes edificios. Gante se enfadó con nosotros, tal vez por dedicarle solo unas horas, y decidió dejarnos con las ganas de disfrutar bien de ella. La lluvia fue impenitente pero pudimos ver lo bonita que es la ciudad y quedarnos con ganas de una nueva visita, con más calma y buen tiempo. Queda pendiente.
Y sobre Bruselas decir que, aunque no esté entre las ciudades más bonitas de Europa, bien merece una visita de unos días. Tiene un centro interesante y una plaza espectacular, museos para dar y vender a los que puedes dedicar los días que quieras y unas cuantas cosas diseminadas que valen la pena.
Imaginar, buscar, comparar, decidir, prepararse, leer, volar, disfrutar, comer, asombrarse, sonreír, recordar… esto es un viaje, antes, durante y después, un proceso en el que yo al menos, disfruto como un enano y me sigo maravillando del mundo y todo lo que nos ofrece.
Bélgica ya es un recuerdo, ahora viene el tiempo de pensar en el próximo proyecto, aunque con la situación actual parece mas incierto que nunca… veremos como lo montamos, yo mantengo la esperanza por malas que sean las noticias… nos adaptaremos en la medida de lo posible y seguiremos conociendo este sorprendente mundo en el que vivimos. Hasta la próxima,
David