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Archive for 12 de abril de 2012

Ayer por la noche por fin fuimos a un buen restaurante de comida tradicional húngara, cuyo impronunciable nombre “Zsakbamacskához” no fue ningún problema para disfrutar de una buenísima cena con un vinito de la tierra (Vincze) aconsejado por el camarero. Primero disfrutamos de una sopa similar al gulash que nos entró de maravilla y después nos pedimos dos platos de carne (de raciones generosas) uno de pato con salsa de ciruelas y otro de ciervo con salsa de merlot… en fin, para chuparse los dedos!

Hoy nos hemos levantado con el día un poco nublado, decididos a tomárnoslo con más calma para no acabar con demasiado dolor de pies. Nuestra primera visita ha sido a la Sinagoga, según parece la segunda más grande del mundo después de la de New York. Lástima que estuviera cerrada la entrada al templo por ser Pascua, pero aún así hemos podido hacer una visita guiada bastante interesante por fuera donde nos han hablado de la historia del edificio, hemos visitado el cementerio (te pone los pelos de punta pensar que allí mismo mataron a casi 3.000 judíos que están enterrados en fosas comunes), un museo y un precioso memorial plateado con forma de árbol, llamado “El Árbol de la Vida”. La visita en general nos ha dejado un tanto afectados, ya que la historia de los asesinados allí es bastante dura…

De allí nos hemos cogido el tranvía amarillo, de esos que invaden la ciudad y son tan fotogénicos, hacia el Puente de la Libertad. Nuestra primera idea ha sido visitar la colina de Gellert pero desde abajo podíamos ver perfectamente el “Monumento a la libertad” que lo preside, en el que la protagonista es una mujer con una hoja de palmera y, al parecer, es muy valorado por los habitantes de Budapest. Entre esto y que se acercaba la hora de comer, finalmente nos hemos centrado en contemplar el precioso “Puente de la Libertad”. Data de 1896 y es una auténtica pasada! Es grandioso con una estructura de metal verde muy llamativo, el cual es además muy fotogénico. De hecho casi nos ha gustado más que el famoso puente de las Cadenas…


Cruzando el puente hemos llegado al Gran Mercado de Budapest, con su impresionante fachada y sus tejados amarillos y nos hemos entretenido un buen rato observando cada puesto… ya sabéis que las cuestiones gastronómicas nos interesan mucho a ambos, jejeje. Así que entre puestos de embutidos variados (algunos conocidos, otros ni idea, pero todos con un olor fuerte y rico), de especies entre las que reina la paprika (muy utilizada en la elaboración de los platos de toda Hungría) y demás puestecillos de comida hemos pasado un buen rato.

De ahí nos hemos ido a comer y nada más terminar hemos cogido otro tranvía hacia el Parlamento para visitar otro memorial que teníamos pendiente: los “Zapatos en el Danubio”, que rinde homenaje a los judíos húngaros fusilados y arrojados al Danubio por los fascistas húngaros. Su sencillez y cotidianeidad contrasta con la sensación de casi vivir el momento en que fueron arrojados. Sobrecoge…

Y ya a estas alturas, con el cupo de memoriales cubierto, hemos pensado que lo mejor sería descansar un poco para dar una vuelta de noche, pero antes, aprovechando que pasábamos cerca de la Catedral, hemos subido a la Cúpula (500fl que son menos de 2euros) donde hay unas vistas de la ciudad muy bonitas. Y al bajar, tras pasar por delante de dos tiendas de vinitos, no nos hemos podido resistir a entrar en la tercera, un elegante “Wine bar” donde hemos probado un par de vinitos del terreno, uno de ellos el “bikaner” (Sangre de Toro), muy famoso en Hungría.

Casi una horita descansando en el hotel nos ha sabido a gloria, hemos cogido fuerzas para después, ya de noche ir a dar una vuelta por el Danubio, cita totalmente obligatoria ya que sería un crimen irse sin verlo iluminado por la noche. Entre ello destaca, por su belleza, el Puente de las Cadenas o el Palacio Real a un lado en la colina, ambos maravillosamente iluminados…

Y con el hambre acumulado, no lo hemos hecho largo y nos hemos ido a cenar otra vez comida húngara, muy buena aunque el nivel era inferior al de la noche anterior, eso si, lo hemos rematado con un buen vinito dulce muy famoso aquí, el Tokaji, muy bueno.

Y así, casi sin darnos cuenta nos plantamos mañana en nuestro último día por tierras húngaras… por suerte podremos aprovechar la mañana antes de dirigirnos por la tarde al aeropuerto.

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