Nos levantamos prontito en Rovinj, con ganas de descubrir qué nos mostrara de día este precioso pueblecito marinero. Nuestro plan es pasar unas horas aquí… para luego dirigirnos al sur de la península de Istria, a Pula donde tenemos muchas ganas de ver su anfiteatro romano. Una vez allí veremos la hora que es y iremos decidiendo sobre la marcha. Antes de desayunar nos acercamos al parking (está a la entrada del pueblo, ya que este es todo peatonal) y las vistas que ofrece son realmente espectaculares.
Para desayunar nos hemos ido al otro lado del pueblo… bueno, a penas 7 min andando, tampoco vamos a hacer un drama, donde está el puerto. Un cafetito, un croissant y enseguida nos hemos puesto a darle una vueltecita para respirar su ambiente marinero. El puerto aparecía con montones de pequeñas barcas (algo no muy extraño, ya lo sé..) con marineros arreglando sus redes…
…y unas vistas también preciosas.
Después hemos ido dándole la vuelta a la pequeña península disfrutando del magnífico día que nos ha salido,con vistas a una islita… y con ganas de darnos un baño en sus aguas cristalinas…
Todo el casco histórico son preciosas callejuelas empedradas y estrechas con muchísimo encanto. Lo mejor es perderse un poco por ellas disfrutando de cada uno de sus rincones.
Y como todo pueblo turístico de mar que se precie… allí estaban los puestos de artistas y pintores.
Lástima no tener más tiempo… pero teníamos muchas cosas que ver y Rovinj es pequeñito… así que nos hemos ido hacía el coche, y de camino, nos hemos parado a ver los puestos del producto estrella de Istria, la trufa!! Aceites de trufa, licorcitos… todo tenía taan buena pinta!!!
De aquí directos a Pula, donde la estrella es el Anfiteatro Romano, del siglo I a.C, que acogía espectáculos de gladiadores con 20.000 espectadores.
A parte de esto, un centro histórico un poco desangelado en el que destaca un Arco Triunfal del 27 a.C, y una bonita plaza con el restaurado Templo de Augusto y el ayuntamiento.
A parte de esto poco más, hemos visto la iglesia marinera y hemos decidido seguir camino.
De Pula nos hemos dirigido a Labin, un pueblecito empedrado interesante encaramado en lo alto de una colina, ya en dirección norte, metido entre kilómetros y kilómetros de impresionantes parajes boscosos y con vistas que llegaban al mar.
La ruta ha sido completita…pero ya era hora de ir pensando en acercarse a Rijeka, donde íbamos a hacer noche. Hemos dudado entre la ruta rápida del interior por autopista o la paisajística de costa y, como no, hemos elegido esta segunda. Y no nos hemos arrepentido.
Ha sido un día intenso en el que hemos dado la vuelta a casi toda la península de Istria. Sin duda, se puede disfrutar de la península una semana entera muy a gusto, pero nosotros tenemos otros objetivos, así que con esto hemos tenido suficiente.
Mañana seguimos ruta con nuestro «coche fantástico… 🙂